El Universo de Ani

Cuentos

EL PINGÜINO SATURNINO

EL PINGÜINO SATURNINO



Al pingüino Saturnino
le gustaba encontrar cosas,
pues no podía evitar
esa tendencia curiosa.



Paseando por el Polo
vio un objeto entre la nieve
Exclamó:” ¡Vaya que suerte!
¡Ay que magnífico hallazgo!
Nunca he visto nada igual,
y como está en mi camino
pues me lo voy a quedar.”



Indagando y observando
lo llevó frente a sus ojos
y descubrió que agrandaba
todo aquello que miraba.
Fascinado con su objeto,
nada más llegar el día,
se lo ponía delante
para ver la lejanía.



Saturnino no escuchaba
si sus amigos le hablaban.
No veía las florecillas
al llegar la primavera,
ni el brillar de los ojitos
de su muy querida abuela.



Absorto en la lontananza
perdió la proximidad
y solamente miraba
a través de los anteojos,
que constantemente estaban
cómo su telón de fondo.



Ocurrió lo inevitable,
cuando menos lo esperaba
Saturnino tropezó.
Cayó de bruces al suelo
y volaron sus gemelos.
Se estamparon en las rocas
con las que trastabilló.



Las lentes, hechas añicos,
se esparcieron en la tierra.
No le quedó más remedio
que desprenderse de ellas.
Las recogió en una bolsa
y las llevó a un punto limpio.



Satisfecho y liberado,
patinando sobre el hielo,
miraba a su alrededor
redescubriendo la tierra,
admirándose del cielo.

¡Qué espacio delante de él!
¡Qué bóveda en las alturas!
¡Qué afortunado porrazo!
Le devolvió la cordura.



Ana P Herraiz Pérez