El Universo de Ani

Cuentos

NO ME DAN MIEDO LOS MONSTRUOS



Laura tiene seis años, bueno, ya casi casi siete. Sus juguetes favoritos son las piedras y los palos; porque puede creer que son cualquier cosa, lo que ella quiera. Nunca se siente sola, está acompañada de seres imaginarios. Por el día la cosa va bien, todos esos seres son amigos con los que conversa y juega. El problema llega a la hora de irse a dormir.


Cada noche sus papás le cuentan un cuento y le dan un besito de buenas noches. No pasan más de cinco minutos que Laura reclama: “¡No tengo sueño! ¿Quién se viene un poquito conmigo?". Suele acudir su papá. Charla un rato con ella, la arropa y le da otro beso. De nuevo se vuelve a escuchar la voz de Laura: "¡Tengo sed! ¿Podéis traerme un vaso de agua?". Inventa mil y una escusas, incluso se presenta en el comedor. Tanto a papá como a mamá se les acaba la paciencia. La llevan a su cuarto, apagan la luz y le dicen: "Se acabó, no más excusas ¡A dormir!".


Con la luz apagada y la puerta cerrada, empieza a pensar que hay un monstruo debajo de su cama. Aprieta bien los ojos, se tapa la cabeza con la sábana y repite una y otra vez hasta quedarse dormida: "No hay ningún un monstruo, son cosas de mi imaginación".


Esto es lo que ocurría una noche sí y otra también. Hasta que envalentonada pensó en hacer algo distinto, a ver si de una vez se le pasaba el miedo. Los mayores seguro que tendrían razón al decir que todo era producto de su imaginación ¿Y si miraba debajo de la cama para comprobar que no había ningún monstruo? Así se quedaría tranquila y no volvería a pasar miedo.


Con mucho cuidado, conteniendo la respiración y con el corazón en un puño, se asomó debajo de la cama y... ¡horror! Allí estaba justo lo que tanto temía: ¡Un monstruo!... Un monstruo asustado y tembloroso que le suplicó: "Por favor, por favor, no grites; por favor, por favor, no me hagas nada".


Inmediatamente Laura dejó de sentir miedo, sólo sentía pena por aquella criatura que estaba más atemorizada que ella.


—Tranquilo, no voy a hacerte daño. Puedes salir de debajo de a cama.


—Gracias, me duele todo de estar tan encogido.


—Lo que no entiendo es qué hacías debajo de mi cama ¿Cómo has llegado hasta aquí?


—Atravesé una puerta que mis papás me tenían prohibido abrir y aparecí junto al árbol de tu jardín. Entré en la casa para curiosear. Pero justo cuando ya me iba, llegasteis vosotros y tuve que esconderme.


—Normal, a mí también me gusta curiosear. Por cierto, me llamo Laura. Tú ¿Cómo te llamas?


—Mi nombre es Koda.


—¿De dónde vienes? ¿Dónde vives?


—Vivo en el País de los Monstruos.


—¡Guao! ¡Lo sabía! Sabía que ese lugar existía.


—Y ahí es dónde tengo volver antes de que me echen de menos y empiecen a buscarme. Podrían presentarse aquí y no creo que eso te gustase.


—Sé muy bien lo que son unos padres enfadados y no me gustaría nada conocerlos así.


—¿Cómo vas a hacer para regresar a casa?


—Necesito volver al árbol.


—Eso es fácil, yo te acompaño.


Cogidos de la mano salieron sigilosos al jardín, al llegar al árbol Koda tocó el tronco y, como por arte de magia, apareció una puerta.


—Quizá pueda venir otro día a visitarte.


—Me encantaría. Me podrías contar cómo es el País de los Monstruos.


—Es un lugar muy bonito y lleno de color. Solo hay un problema: los niños monstruos les tienen mucho miedo a los humanos.


—¿Sí? ¡No me lo puedo creer!


—Cuando quieras llamarme sólo tienes que acercarte al árbol dar tres golpes y decir: "Koda, amigo, ¿a qué hora estarás conmigo?". A continuación pegas la oreja al tronco y podrás escuchar mi respuesta.


—Así lo haré. ¡Buenas noches! Y buen viaje de vuelta a casa.


—¡Adiós Laura! Nos veremos pronto.


La puerta desapareció diluyéndose en la corteza de la acacia del jardín.


Laura pensó: ¿A quién le cuento yo ,ahora, esto? Me dirán como siempre: "Laura, cariño, ¡qué imaginación tienes!".


Después de aquel episodio ya no monta numeritos a la hora de dormir. Algunos viernes por la noche se va voluntariosa a la cama y anuncia: "Me voy a dormir. Y que nadie venga a molestarme, porque tengo mucho sueño".


¿Adivináis qué secreto guarda? Es muy fácil: su amigo la espera, no debajo sino sentado en su cama, para contarle historias terriblemente interesantes del País de los monstruos.


Tanta curiosidad despertaron en Laura los relatos de Koda que, en ocasiones, traspasa con su amigo la puerta en el árbol y puede conocer por sí misma el maravilloso y fantástico País de los monstruos. Gracias a eso los mosntruitos han dejado de temer a los niños humanos.


Y tú… ¿Cómo piensas que es el lugar dónde viven los monstruos? ¿Cómo imaginas que sería hacerte amigo de un pequeño monstruo?



DE CÓMO NACIÓ ESTE CUENTO

Paseando por una feria, en la ciudad de Logroño, me encontré con un puesto precioso. Al frente de él estaba, nada más y nada menos, que mi antigua alumna: Naiara Arrieta. Todo lo que vi me pareció tan bonito que no sabía que escoger. Me compré un broche, un colgante y una lámina.
Naiara me regaló una lámina más, justo “No me dan miedo los monstruos”,
Observándola surgió este cuento que aquí os cuento.

Ana P Herraiz Pérez